De padre a hijo

Caminaba por las estrechas callejulas de aquel mercado... o por lo menos de aquella seccion del mercado donde estaba. Buscaba algo especial, aunque aun dudaba de que era lo que buscaba; lo que si sabia era que debia ser muy especial para poder obsequiarlo a... alguien especial... a dos personas especiales de hecho... pero aun no sabía el qué; tal vez cuando viese algo que llamase su atencion lo sabría, pero de momento no habia nada que le interesara remotamente, y eso le hacia molestar en sobremanera. Incluso llegó a farfullar molesto un "Quitate... perra!" a una tipa que le lanzaba piropos e insinuaciones al pasar junto a el y detenerse tambien en uno de los puestos... alo que, obviamente la demonesa le asestó tremenda bofetada que le hizo extender sus alas para mantener el equilibrio y no terminar derrumbando el puesto del aun mas molesto mercante que los miraba furioso, mientras la tipa en cuestion se marchaba echando chispas y maldiciones en contra del "grandulon marica" que la habia rechazado como si nada. Hasta ese entonces, al verla marcharse se dió cuenta de que la "fulana" no estaba mal... para nada mal... de hecho todos volteaban a verla como idiotizados cuando ésta pasaba hecha una furia hasta alejarse del mercado.

Despues de perder su contoneo de vista, notó algo que resplandecia ente las cosas que habia tirado al chocar contra los soportes del puesto, y supo en ese momento que ese sería el regaloperfecto para su Far... y no es que sus regalos no fuesen perfectos... sino que éste debería ser muy muy bonito para poder hablar con el de algo muy muy importante.

Despues de una larga discucion con el aun furioso mercader que ni de broma le quería hacer rebaja alguna por sus mercancias despues del alboroto que habia causado, logró salir del puesto con lo que habia comprado a precio normal... mas lo que se habia embolsado como "compensacion por el mal trato a la clientela" como él diría; eso sí, no salió de ahí sinproferir algunas palabras airadas y molestas en contra de aquel demonio hablando por lo alto (que era lo mismo que gritar) que aquel tipo no sabia ser un buen negociante y que solo le habia comprado aquellas "chucherias" por el inconveniente, pero que ni loco volvería ni recomendaría aquel lugar lleno de baratijas, que habia locales mejores y cosas por el estilo.

Ya bastante alejado y al tener la gargana algo seca por el alegato que habia iniciado decidio refrescarse un poco, y tomó asiento en una de las mesas que estaban colocadas a un lado de la callejuela, frente a un establecimiento que vendía diversas clases de licores, de dudosa procedencia y calidad, pero no iba a ponerse a cuestionar esos pequeños detalles. En su lugar colocó frente a el lo que recien acababa de comprar mirando con curiosidad uno de los objetos, lo cual parecia ser una figurilla de cristales con la forma de lo que el creyó un angel, pero con las alas destrozadas, el cual parecia estar soyozando abrazando sus piernas cubiertas con los pliegues de la tunica y con el pequeño e inexpresivo rostro volviendose hacia un costado. Si colocaba la figurilla de lado parecia que le miraba a él directamente, pero eso al parecer eran imaginaciones suyas, ya que al ser de cristal, no podía saberse con certeza hacia donde miraba la figurita.

Y eso pensaba hasta que llegó un demonio barrigon, con barba y nariz enorme a preguntar que era lo que iba a tomar a lo que se limitó a decir "Lo de siempre". El hombre asintió con la cabeza y regesó al localucho a buscar la bebida mientras el demonio rubio sacaba de entre las plumas de sus alas lo "otro" que habia conseguido: un pequeño prendedor, con brillantes, el cual pensaba se vería perfecto en los rubios y lacios cabellos de alguien en especial.